Originado por una imperfección en la curvatura de la córnea o del cristalino del ojo, el astigmatismo es uno de los errores de refracción más frecuentes, tanto en niños como en adultos.
Las personas que lo padecen tienen inconvenientes para enfocar de manera correcta y, en consecuencia, ven las imágenes deformadas, independientemente de la distancia en la que se encuentren.
En este artículo, te contamos cómo se origina este problema de refracción y cuáles son las opciones disponibles para tratarlo.
Qué es el astigmatismo y cuáles son sus causas
El ojo cuenta con 2 estructuras con superficies curvas que refractan la luz sobre la retina para producir las imágenes: la córnea y el cristalino.
En un ojo anatómicamente perfecto, cada uno de estos elementos tiene una curvatura redonda, similar a una pelota de básquet. Esto permite que refracten toda la luz entrante de manera uniforme, generando una imagen nítida enfocada directamente en la retina.
Sin embargo, si la córnea o el cristalino tienen una forma anormal, aplanada en los extremos (similar a una pelota de rugby), los rayos de luz no se refractan uniformemente y se generan dos imágenes diferentes.
La superposición de estas imágenes provoca visión borrosa o distorsionada tanto en distancias cortas como medias y largas, dando lugar a un defecto visual conocido como astigmatismo.
Este error de refracción puede aparecer solo, o presentarse junto a otros problemas visuales, como miopía o hipermetropía.
Cuáles son sus síntomas
El principal indicio del astigmatismo es la visión borrosa de los objetos (o de los pequeños detalles) localizados a diferentes distancias. Esta percepción suele ser más difusa durante condiciones de baja luminosidad.
Además, los síntomas más habituales de este error de refracción incluyen:
- Dolor de cabeza
- Fatiga visual
- Necesidad de entrecerrar los ojos para ver más claramente
- Enrojecimiento o molestia ocular
- Picazón o sensación de arenilla
Cuando una persona presenta astigmatismo leve, es posible que no note ningún síntoma. Realizar revisiones visuales periódicas es clave para detectar este inconveniente y corregirlo antes de que avance.
Asimismo, puede ocurrir que los niños no se den cuenta de que no pueden ver nítidamente. Si padecen astigmatismo y este defecto no es tratado adecuadamente, su rendimiento escolar puede verse afectado. Incluso pueden desarrollar ambliopía (condición también conocida como ojo vago o perezoso) o perder la visión.
Por eso, la realización de exámenes oculares frecuentes en los primeros años de edad es un paso crucial para identificar problemas y recibir el tratamiento correcto.
Cómo se corrige
Dado que el astigmatismo es causado por una refracción errónea de los rayos de luz sobre la retina, los tratamientos disponibles apuntan a corregir esa desviación para que las imágenes que perciban los pacientes sean nítidas, tanto de lejos como de cerca.
Lentes correctivos
El objetivo de este tratamiento es contrarrestar la curvatura desigual que presenta la córnea o el cristalino. Dentro de las lentes correctivas podemos encontrar anteojos y lentes de contacto.
Los anteojos que tratan este defecto visual poseen cristales con graduaciones que se adaptan al grado de astigmatismo de cada paciente y hacen que la luz se reenfoque hacia la retina. De esta forma, ayudan a compensar la forma desigual del ojo.
Además, si la persona posee astigmatismo compuesto (acompañado de hipermetropía o miopía), los anteojos brindan la posibilidad de incluir la graduación adecuada para corregir ambos defectos al mismo tiempo.
Por su parte, hay dos tipos principales de lentes de contacto usadas para corregir este problema visual: lentes blandas tóricas y RGP (rígidas permeables al gas). Estas últimas son las más recomendadas para tratar los casos más severos de astigmatismo.
Cirugía refractiva
Además de los tratamientos con lentes, este inconveniente puede tratarse quirúrgicamente. En estos procedimientos, se utilizan rayos láser para remodelar las curvas de la córnea con el objetivo de resolver el error de refracción.
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