Lentes para niños: cómo elegir los marcos y los cristales para los más pequeños

La salud visual juega un rol fundamental en la infancia, incidiendo no solo en la calidad de vida de los chicos, sino también en su aprendizaje. Así como sucede con los adultos, ellos también necesitan realizarse chequeos periódicos a fin de verificar si su visión se está desarrollando normalmente, o si existe algún error de refracción que haga necesario el uso de lentes para niños.
Ahora bien, cuando un oftalmólogo le prescribe anteojos a un chico, es habitual que los adultos responsables tengan dudas a la hora de elegir los marcos y los cristales.
¿Cuál es el mejor material para el armazón? ¿Es necesario un tamaño o un formato específico? Si hace deportes, ¿necesita gafas deportivas? ¿Existen cristales especiales para chicos? En este artículo, respondemos estos interrogantes.
La importancia de cuidar la salud ocular en los chicos
Contar con una buena visión es esencial para el desarrollo cognitivo y social de las personas. Cuando los chicos ven bien, es decir, nítidamente, pueden explorar el mundo que los rodea, interactuar con otras personas y aprender a leer y a escribir.
El desarrollo visual es gradual y evoluciona a medida que los bebés y los niños van creciendo:
- Recién nacidos: su visión es borrosa, con un enfoque principal en objetos cercanos (20-30 cm). Pueden detectar luz, formas y movimiento. No obstante, su coordinación ocular es inmadura, por lo que los ojos pueden desviarse ocasionalmente.
- 3 meses. Su enfoque comienza a mejorar, por lo que pueden fijar la vista en rostros y elementos cercanos y comienzan a seguir objetos en movimiento. En esta etapa empieza a desarrollarse la visión de profundidad.
- 4 a 6 meses. Su percepción de los colores se amplía, pueden reconocer rostros familiares y ver nítidamente objetos a la distancia. Aparece la coordinación mano-ojo, por lo que usan la vista para guiar el alcance y agarre de objetos.
- 6 meses a 3 años. Se amplía la percepción de profundidad, por lo que pueden juzgar distancias. En este periodo, desarrollan habilidades perceptivas, como la memoria y la discriminación visual. Su visión va evolucionando, acercándose a la de un adulto.
- 3 a 4 años. Su agudeza visual mejora, así también lo hacen como su coordinación mano-ojo (resuelven rompecabezas, juegan con bloques) y su memoria visual (pueden copiar formas y recordar detalles).
- 4 a 6 años. Pueden reconocer letras y objetos y se completa su percepción de profundidad, lo que facilita su participación en deportes y actividades físicas.
Entonces, ¿cuándo deben comenzar los controles oftalmológicos en los chicos? La respuesta es: ni bien nacen.
- Recién nacidos. Es necesario efectuar un examen ocular a fondo y prueba de reflejo rojo.
- 6 a 12 meses. Se debe realizar un segundo examen ocular para comprobar la alineación y el movimiento de los ojos.
- 1 a 2 años. Durante esta etapa, es necesario realizar un chequeo para determinar el desarrollo saludable de los ojos y detectar inconvenientes que puedan provocar ambliopía (ojo perezoso) o estrabismo.
- 3 a 5 años. Se debe examinar la visión y la alineación de los ojos, así como la agudeza visual. Si bien la hipermetropía es fisiológica —los recién nacidos son hipermétropes de 2-3 dioptrías y su hipermetropía fisiológica va desapareciendo conforme aumenta el tamaño del ojo, hasta conseguir la emetropía alrededor de los 5-6 años de edad—es necesario analizar si pueden ver claramente o bien si presentan errores de refracción (miopía, astigmatismo, hipermetropía) que requieran el uso de lentes para niños.
- 5 años en adelante. Se recomiendan controles anuales que incluyan pruebas de agudeza visual y alineación ocular.
¿Cómo seleccionar los mejores marcos de lentes para niños?
Tal como sucede con los anteojos para adultos, los armazones de las gafas para niños varían no solo en formato y color, sino también en materiales y tamaños.
Los chicos de 8 a 12 años suelen escoger por ellos mismos los marcos, ya que empiezan a tener gusto y estilo propios, mientras que en los que tienen entre 4 a 8 años y más aún en los que son más pequeños todavía, de 0 a 3 años, los que eligen son los padres.
Material
En líneas generales, los armazones deben ser resistentes y ligeros. Para los más chiquitos se utilizan marcos de silicona, ya que son muy flexibles y menos propensos a roturas.
Los niños mayores a 5 años pueden usar monturas de acetato que disimulan mejor el grosor de la lente y suelen ser más difíciles de romper que las metálicas o plásticas.
Tamaño
Comprar anteojos para niños no es lo mismo que adquirir un pantalón o una campera. ¿Qué queremos decir con esto? Que, en lo que a gafas respecta, no se pueden comprar armazones grandes para que sigan siendo útiles cuando crezcan.
La parte central de los lentes debe estar alineada con el centro de las pupilas y el formato de los anteojos debe ser lo suficientemente grande para que pueda ver en todas las direcciones de manera cómoda.
Vale aclarar que, si bien existen armazones que van mejor con determinados formatos de rostros, la montura no debe sobrepasar la línea de las cejas ni ser más ancha que la cara del chico. Tampoco debe entrar en contacto con las mejillas.
Comodidad
Los chicos no se quedan quietos. Ellos saltan, corren y juegan. Sus gafas deben poder acompañarlos en cada una de sus actividades.
Por eso, tienen que ajustarse adecuadamente, sin resignar comodidad. Las varillas y la parte que rodea a las orejas deben ser flexibles y ajustables y no producir marcas de presión ni molestias.
Seguridad
En los chicos que practican deportes, los anteojos deben ser seguros y permitir la realización de movimientos rápidos sin riesgos.
Existen monturas deportivas, como las de Optitech, que son completamente de plástico, sin varillas ni bisagras.
¿Y los cristales de los anteojos para chicos?
Además de las monturas, es fundamental escoger los cristales adecuados para evitar inconvenientes y garantizar la corrección visual.
En términos de materiales, los lentes para niños suelen ser de policarbonato, debido a su alta resistencia.
Ahora bien, en lo que respecta a los cristales, recomendamos EyeZen® Kids o Amplitude.
Diseñados para chicos de entre 6 y 12 años, los lentes monofocales Eyezen® Kids de Essilor se adaptan a las particularidades anatómicas y al comportamiento visual característico de los niños, ofreciéndoles una experiencia visual global mejorada.
Cuentan con tecnología Dual Optim® que amplía en un 60% el campo visual a la vez que ofrece un 60% menos de aberraciones en la zona inferior. Así, los pequeños se benefician de una mayor superficie del lente y mayor confort visual. Además, gracias a su filtro Blue UV protegen sus ojos de la luz azul emitida por los dispositivos digitales.
Por su parte, los cristales monofocales Amplitude HD de Vitolen de alta definición proporcionan una calidad óptica mejorada, asegurando nitidez, precisión y agudeza.
Además, dado que se diseñan a medida de cada usuario, compensan el efecto de la aberración oblicua y ofrecen una calidad visual inmejorable en todo momento.
Son una excelente opción para los chicos, ya que ofrecen una prestación superior en los usuarios que utilizan constantemente dispositivos digitales o realizan tareas exigentes a nivel visual, como escribir o leer a diferentes distancias.
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