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¡Al sol sin riesgos! Guía esencial de cuidados para la playa y cómo proteger tus anteojos de sol

Escrito por Digital Optica | Dec 16, 2025 7:54:11 PM

La playa es sinónimo de relax, sol y diversión, pero también es un ambiente de condiciones extremas para nuestra visión y nuestros accesorios favoritos. La combinación de arena, sal, calor intenso y radiación solar exige cuidados especiales tanto para tus ojos como para tus anteojos de sol.

Si tus lentes son tu inversión en estilo y salud visual, ¡este artículo es para vos! Te contamos cómo disfrutar del verano sin dañar tus ojos ni tus anteojos.

Cuidado ocular en la playa: enemigos invisibles y visibles

El sol no es el único desafío en la costa. Hay dos enemigos ambientales que pueden causar irritación y daño:

1. La radiación UV reflejada

La arena y el agua reflejan hasta el 25% y el 10% de la radiación UV, respectivamente. Esto significa que recibís rayos solares no solo directamente, sino también por rebote.

Para evitar daño visual, usá siempre anteojos de sol con filtro UV400 (100% de protección UVA y UVB). Priorizá los modelos grandes o envolventes que bloqueen la luz periférica.

2. Arena y sal: riesgo de irritación y lesiones

Una ráfaga de viento puede levantar granos de arena que, al entrar en contacto con el ojo, pueden causar irritación severa o incluso microabrasiones en la córnea.

Evitá frotarte los ojos si sentís arena. Lo ideal es lavar el ojo inmediatamente con agua limpia (agua mineral o suero fisiológico) para arrastrar las partículas.

3. Agua salada y cloro

Tanto el agua de mar como el cloro de las piscinas pueden resecar e irritar la capa superficial del ojo.

Si usás lentes de contacto, evitalos en el agua para prevenir infecciones. Si vas a nadar o sumergirte, usá antiparras. Al salir, enjuagá tus ojos con agua dulce y limpia.

Consejos vitales para cuidar tus anteojos de sol de la arena y la sal

Tus gafas de sol están expuestas a sus peores enemigos en la playa: la arena y la sal, que son abrasivos y corrosivos. Seguí estos pasos esenciales para mantener tus lentes en perfecto estado.

Nunca limpies en seco si hay arena

La arena está compuesta por micropartículas que actúan como papel de lija. Si ves granos en tus lentes o montura, nunca los frotes con la remera o el paño seco. La fricción rayará irremediablemente tus cristales.

Lo que sí debés hacer: primero, soplá suavemente para eliminar las partículas más grandes. Luego, enjuagá con abundante agua dulce y limpia antes de tocar cualquier superficie. Solo después de enjuagar, usá el paño de microfibra.

Neutralizá la corrosión de la sal

El agua salada del mar, al secarse, deja cristales de sal que no solo opacan, sino que pueden corroer los tratamientos de los cristales (como el antirreflejo o el espejado) y oxidar las bisagras metálicas.

Después de cada inmersión o salpicadura de agua de mar, enjuagá tus anteojos inmediatamente bajo un chorro de agua dulce limpia. Secalos suavemente con tu paño de microfibra.

Protegé tus lentes del calor extremo

Las altas temperaturas pueden deformar las monturas (especialmente las de acetato) y dañar los tratamientos de las lentes.

Nunca dejes tus anteojos en el tablero del coche o expuestos directamente al sol cuando no los estés usando. Guardalos siempre en su estuche rígido.

Usá estuches rígidos

La mejor protección contra caídas y golpes, tanto en la arena como en el bolso de playa, es el estuche original. Acostumbrate a guardar tus anteojos allí cada vez que te los quites.

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